LOS DEMONIOS DEL AHUASHILLO
Cuando solo faltaba unos minutos para que el sol se ocultara, ya mi corazón saltaba de alegría, ya que papá Rodolfo se estaba acomodando para deleitarnos con sus grandes historias que según el los había vivido cuando niño; comenzaba diciendo están completos niños ya comenzamos ahora.
Cuando era niño, decía, y todos no quedamos callados porque ya comenzaba a narrar las historias.
Seguía, mi papá, nos llevaba a la chacra por ahuashillo, todos los días veníamos a la escuela y por las tardes regresábamos por los caminos oscuros y tenebrosos.
Un fin de semana mi papa se quedo a tomar unos tragos en Tarapoto, nos decía; y ya se estaba haciendo oscuro yo le acompañaba, estaba sentado a su lado junto con mi perrito, ocho de la noche y papá nada, diez de la noche nada a las doce de la noche papá decide regresar por qué disque mamá estaba sola en la chacra, le dije a papá que no podemos regresar esas horas y papá respondió: no te preocupes yo conozco el camino.
Entonces regresamos a la una de la madrugada, por acá nomas cerca a un shapajal dos hombres grandes y gordos nos debieron y mi papá me dijo, hijo no los hagas caso son demonios que nos quieren dar miedo, entonces yo ni los mire, luego al rato en medio del camino estaba echado un hombre grande muy grande y papá le pidió permiso para pasar y el coloso le dijo: estas no son horas para que ustedes estén andando por este mi bosque, pero si quieres pasar tendrás que pelear conmigo, pues mi papá como el decía no le temía a nada ya que era purguero (historia que te contare luego), renaco dice dieto.
Entonces papa comenzó a pelear con aquella persona, le pegó y esta persona desapareció; y el me dijo: hijo no tengas miedo estas horas se ve todo tipo de demonios pero no te preocupes yo le pego a todos, eso escucho uno de ellos y de pronto corre un aire frio y tenebroso papá repite no tengas miedo.
El aire se hacía más frio y tenebroso cuando de pronto aparece una mujer que era fea muy fea y ha papá le comienza a pegar, le pega una y otra vez en uno de esos forcejeos papá se mete a un shapajal y agarra una rama para chicotearla con ella puesto que sabidos esta que el demonio o anima del monte teme o le respeta a la shapaja. En eso comenzamos a correr y papá ya estaba cansado y muy agotado, otra vez encontramos al hombre de gran estatura que venía a culminar el trabajo de la mujer pero papa me dice: hijo corre y grita ayuda sus perros de tío Ulises van a venir, entonces con las mismas corrí pidiendo ayuda y sin mirar a tras, verdad en un rato los perros de tío Ulises comenzaron a ladrar y de esa manera papa y yo logramos llegar al tambo aquella noche.
Pero esto no termina ahí ya que papa al dormir discutía y hablaba, al día siguiente se le pegunto que paso? Por que discutías en sueños? Y me dijo: te acuerdas de ese grandazo que nos serró el paso en pintosapa si papá le dije, pues ese grandazo me decía en sueños que no vuelva a caminar esas horas por ahí que ya que si no hubieran sido los perros de Ulises ya no estarías con mi familia, ahora estarías con ellos........